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JULIO CASTAÑO
Centro Educativo de El Salado, cuyo énfasis en la técnica agroindustrial.
Para Reynaldo Urueta Restrepo, joven de 18 años, terminar el bachillerato en la primera promoción del Centro Educativo de El Salado es una dicha, pues ante tantas dificultades nunca pensó llegar a esa meta.
Urueta Restrepo, líder del grupo de graduados, dice que lo importante no
es terminar, sino continuar. Por eso espera que el Gobierno le brinde, a
él y a sus compañeros, la oportunidad de hacer realidad el sueño de
todo bachiller: estudiar una carrera en una institución de educación
superior.
“Ojalá que las autoridades nos tengan en cuenta, ya que El salado fue
una zona azotada por la violencia y hace falta que nos ofrezcan
beneficios para salir adelante, como becas, y así estudiar Administración de Empresas, Veterinaria, Fisioterapia o Ingeniería de Sonido”, manifiesta el bachiller.
“Podemos tener las ganas, pero las condiciones no están dadas. Ojalá que
nos puedan dar una mano, porque nuestro proyecto de vida no termina
aquí, nuestros padres tienen las esperanzas puestas en nosotros para
salir adelante, una vez podamos estudiar y trabajar en los que nos
gusta”, agrega.
A él y ocho compañeros más, que el 9 de diciembre tendrán toga y
birretes para recibir el diploma que los acredita como bachilleres
técnicos agropecuarios, les preocupa su futuro, debido a la
incertidumbre de saber si podrán continuar estudiando la carrera que más
les gusta.
Agradecen a la Fundación Semana, una de las pocas instituciones que les ha facilitado apoyo, así como a los instructores del Sena.
Los graduados se conocen como hermanos, pues compartieron clases de
lunes a viernes desde las 7 de la mañana hasta las 12 del mediodía.
“Tuvimos muchos obstáculos, pero alcanzamos la meta. Había días en que
los profesores no podían llegar a El Salado por el mal estado de la vía y
eso dificultaba el cumplimiento del calendario escolar”, expresa
Reynaldo Urueta.
Para las próximas promociones estudiantiles, piden lo mejor. Por
ejemplo, la ampliación de las instalaciones físicas del colegio,
habilitar más salas de Internet, ya que en el pueblo solo hay una con
tres computadores y toca hacer fila para investigar una tarea.
Opiniones
Óscar Medina: “Quiero tener la oportunidad de estudiar veterinaria,
porque veo que a los campesinos necesitan de una especialista que les
ayude a evitar que los animales se mueran por falta de asistencia
profesional”.
José Luis Bohórquez: “Con la ayuda de la Fundación Semana espero
estudiar ingeniería industrial. Esta es una oportunidad que deseo tener
para sacar adelante a mis padres, ya que ellos nunca tuvieron los medios
para ir a una universidad”.
Vanessa Padilla Cárdenas:
“Uno de mis deseos es seguir estudiando, preferiblemente administración
de empresas. También quiero trabajar, porque El Salado necesita salir
delante de la mano de su propia gente”.
Yulis Bohórquez Garrido:
“Quiero ir a la universidad a estudiar fisioterapia, ese es mi sueño y
quiero que las fundaciones que trabajan por El Salado, como la Fundación
Semana, nos brinden esa oportunidad.
Yuranis Velasco:
“Estoy muy agradecida por la oportunidad que tuve de terminar el
bachillerato, que nunca pensamos culminar con tantos inconvenientes.
Ahora lo que más anhelo es ser una administradora de empresas”.