Los
habitantes del barrio Villa Paz, en las tardes se sientan en las
terrazas de las casas para dialogar y compartir con los demás vecinos.
Sincelejo. Hablar de Villa Paz, es hablar de refugio, de tranquilidad, de sosiego, de quietud...
Ese apacible sentimiento hizo que varias familias --por los aciagos
momentos de la violencia, año 2000, en los Montes de María-- llegaran
allí.
Centenares de personas fueron desplazadas de los municipios de
Colosó, Toluviejo, Macayepos y el Carmen de Bolívar. Muchas llegaron a
Sincelejo y se instalaron en plazas, parques y calles, porque quedaron
sin techo.
En el 2002, una colosoana, Marta García, funcionaría de la
Gobernación de Sucre se condolió de sus coterráneos y empezó a buscarles
ayudas.
Entre las damnificadas estaba Yaquelín Calle, hoy habitante de Villa
Paz. Ella recordó que luego de varias gestiones con ONG y la
Administración Departamental, varios de los desplazados lograron comprar
2 hectáreas de tierra de una finca de la familia Nule, para construir,
en 27 manzanas, 302 viviendas, cada una con 2 alcobas, baño, sala,
comedor, cocina y patio, repartidas en 27 manzanas.
Sonia Posada, líder del barrio, relató que el 2 de marzo de 2005, en
un acto inaugural el entonces gobernador Jorge Anaya entregó las llaves
de las viviendas a varias familias.
Hoy Villa Paz, reúne alrededor de 300 familias, un 90 por ciento proveniente de Colosó.
El agricultor Agilio Cárdenas, que reside en Villa Paz, relató que
aprovechó una zona enmontada para cultivar plátano, yuca, ñame, guayaba,
mango y ají. Hoy, después de algunos años, la cosecha la comparte con
los vecinos
Guerra y paz
Los residentes del barrio dicen que
viven allí en sana paz, donde todas las mañanas se levantan recordando
que gracias a Dios esa época de guerra quedó en el pasado y hoy en Villa
Paz, habitan con dignidad.
En el barrio hay un caney que fue habilitado como parroquia. Los
niños juegan en las calles sin temor mientras que los adultos se reúnen a
la sombra de frondosos árboles, cerca de un arroyo, a jugar dominó.
Otros se sientan en las terrazas de las casas para dialogar, mientras
que algunos, como en los viejos tiempos, arrean agua de sectores
lejanos hasta sus viviendas.
Dicen que Villa Paz es una finca dentro
de la ciudad, toda vez que es un sector arborizado y rodeado de verdes
montañas que hacen de este un barrio campestre. Aunque carecen de
escenarios deportivos, servicio de agua potable y colegios las familias
dicen que no cambian a Villa Paz por nada.