Con el pasar de los años, la corrupción política sembró zozobra y desconfianza en este territorio bolivarense, que a pesar de estar en constante movimiento gracias al comercio, parece haberse estancado en el desorden y el olvido.
Hay un sector de la población dedicada al mototaxismo, de arriba abajo por el municipio, y otra que descansa el paso de sus años en medio de tertulias, en la plaza, así como vendedores informales bajo las sombras de árboles sin frutos.
En el mercado público, niños y adultos despedazan pollos y cortan pescados para la venta, mientras la publicidad política sigue enmarcando paredes y calles.
Fotos Vanexa Romero