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Los campesinos del
corregimiento Paraíso están aislados de San Jacinto por el mal estado de la carretera.
Desde marzo de 2010, los labriegos no tienen posibilidad de sacar al comercio los productos que cultivan, por la dificultad que tienen los vehículos para transitar la vía.
“El desplazamiento hacia el casco urbano solo es posible a lomo de mulo o a pie. Los conductores se niegan a ir a Paraíso porque no quieren dañar los muelles y la suspensión de sus carros”, comenta
Luis Sierra, campesino y líder comunitario del corregimiento.
Son 17 kilómetros de camino destapado los que unen a San
Jacinto con Paraíso. El año pasado la Administración contrató un mejoramiento para la carretera, pero el contratista solo la cepilló y no la balastó, refiere Sierra.
El cultivador asegura que en dichos trabajos se invirtieron más de $1.000 millones que no se ven reflejados en las obras contratadas.
“Ya es hora que el Gobierno municipal se interese por invertir realmente en la vía, pues el campesinado necesita de un buen carreteable para desplazarse y mejorar su calidad de vida”, expresa Sierra.
AbusosCuando la carretera está seca algunos carros ingresan a Paraíso pero abusan al cobrar demasiado por el transporte hacia la cabecera, según el líder campesino.
“Nos cobran entre 7 mil y 10 mil pesos, precio que consideramos oneroso, debido a que antes valía 5 mil”, protesta Luis Sierra.
La comunidad le pide al
alcalde de San Jacinto, Joaquín Güette Herrera, que así como se gestionó el arreglo para las veredas Tumba Burro y Gavilán, también lo haga con el
corregimiento de Paraíso.
La situación de Paraíso es similar a la de otras poblaciones rurales como Arenas, Charquitas, San Cristóbal, Las Palmas y Bajo Grande, cuyas vías de comunicación quedaron afectadas tras la ola invernal de finales del año pasado.