Ovejas. A pesar de que en esta ocasión hubo estrechez económica, la vigésima séptima versión del Festival Nacional de Gaitas cerró con el nivel más alto de cuando a la calidad musical de sus exponentes, según los expertos.

Róger Torres y Julia Contreras, de Sincelejo, fueron elegidos como la mejor pareja bailadora en la categoría aficionado.

El grupo "Joche y sus gaiteros", de Ovejas, se coronó rey de la gaita larga profesional, y además, acompañó al también local José Álvarez en la interpretación de la mejor canción inédita: Hacha, calabaza y miel.

Uno de los momentos más alegres de la noche fue la elección del mejor tambor alegre, en la que la barrameja Jénifer Meza con sus toques certeros y el apoyo del público logró vencer a dos hombres experimentados, convirtiéndose así en la primera mujer en obtener La Mohán de Oro en esta categoría.

"La Universidad de la Gaita", como es denominada esta localidad, vio pasar por la tarima Francisco Llirene a decenas de grupos amantes de la gaita que este año aprendieron que a pesar de las dificultades la tradición gaitera sigue viva y ampliando sus horizontes hacia el interior del país y más allá de las fronteras.

Desempeño sucreño

"Cumbanchá" y Hermanos Castillo, de Sincé; "Joche y sus gaiteros" y "Los Gaiteros de Ovejas" dejaron en alto la tradición gaitera de Sucre logrando primeros y segundos lugares en las competencias más importantes del Festival. Las parejas bailadoras de Corozal, Toluviejo y Sincelejo impusieron su supremacía sobre 20 parejas de todo el país.

Ovejas. Anoche, en la tarima Francisco Llirene, en la plaza principal de esta localidad, se abrió el telón de la vigésima séptima edición del Festival Nacional de Gaitas.

Ser gaitero es una tradición en Ovejas que con orgullo se transmite de generación en generación.

En esta ocasión se rindió homenaje al escritor y poeta ovejero José Ramón Mercado y se hizo un reconocimiento a la labor cultural de los maestros Miguel Zúñiga, de los antiguos Gaiteros de Guacamayal; Julio Martínez, El lobo, y Misael Acosta, así como un homenaje póstumo a Wilson López y a la bailadora María Pineda.

La Reina del Festival

En este Festival la reina es la gaita, pero para que su ritmo contagie a los amantes de esta música los años la han hecho acompañarse del tambor, el llamador y la tambora.

Alfredo Ricardo Guerrero, gestor cultural e investigador, en diálogo con EL MERIDIANO de Sucre destacó la importancia de este ritmo musical en el folclor nacional.

La gaita o chuana (hembra, macho y corta) es un invento de los indígenas zenúes. El fitoco es de pitahaya, bleo de chupa o árbol de manito de Dios. La cabeza es de cera de abeja mezclada con carbón molido, lo que significa que se ha perdido en gran medida la autenticidad de hacerla con brea.

Sobre el cabezote lleva superpuesta una pluma semi inclinada que puede ser de pato, golero o pavo, siendo la de pato la más ideal por su forma y su consistencia. Algunos la ponen de plástico, pero siguen llamándola pluma. Esta hace las veces de boquilla, que es por donde se expulsa el aire para producir el sonido.

Para la fabricación de los instrumentos de percusión (tambor alegre, tambora y llamador) la madera ideal es la del árbol de banco, que es la madera tradicional desde nuestros ancestros. Esta no se raja y perdura en el tiempo. Hoy, por lo escaso de este árbol, se utiliza el caracolí y la ceiba.

Para los parches o membranas, el cuero ideal es el de venado, por lo fino y porque da mayor y mejor sonoridad, pero la preservación de este animal impide utilizarlo. Por ello ha sido reemplazado por cuero de chivo o de carnero.

El poblado, que fue fundado por Antonia de la Torre y Miranda bajo el nombre de San Francisco de Asís, desde 1985 realiza este evento con el fin de promover, proyectar y difundir la música del género de la gaita.
En este campo musical, Ovejas dispone de jóvenes instructores de gran capacidad ejecutora, quienes iniciaron un proceso que ha significado un resurgir musical entre la población infantil.

Y es que en esta localidad antes de llegar los instrumentos musicales metálicos, los indígenas ya tenían su propio órgano musical fabricado con elementos como la chuana conocida como la gaita.
El corazón del cactus o pitahaya, fue el elemento escogido por los indígenas para sacar las melodías que hoy siguen vigente en el folclor más tradicional de los pueblos costeños.

La gaita o chuana, como instrumento, tiene en su estructura la mezcla de dos elementos del reino animal y vegetal, su cabeza es la aleación de carbón vegetal molido y cera de abeja. Su cuerpo es el tubo de madera sacado del cactus.

Los conjuntos de gaitas lo conforman dos, hembra y macho, un tambor alegre, un tambor llamador, una maraca y una tambora de dos parches. La hembra tiene seis orificios por donde el ejecutante digita el aire que introduce a través de la pluma de pato colocada en una cabeza de cera. La hembra lleva la melodía y es la que manda en el conjunto.


Sucre

Está localizado al norte del país. Su capital es Sincelejo. Recibe su nombre en honor a Antonio José de Sucre héroe de la Independencia. Se divide en 24 municipios y 5 subregiones. Los principales centros urbanos son Sincelejo, Corozal, Tolú, San Marcos, Sampués y Sincé.

El territorio es, en general, bajo y plano, anegadizo en el sur y seco en el norte. Se destacan la cuchilla de Nucacal y las lomas de Majagual. Su economía se basa en la agricultura, la ganadería, la minería, generación de energía, construcción, el transporte.

Existen importantes ganaderías de cría y engorde de las razas cebú y romo sinuano. En la agricultura se destacan el ñame, del cual es el primer productor a nivel nacional, yuca, arroz, maíz, algodón, sorgo y tabaco.